Lo que le faltó al Informe a la Nación de Guillermo Lasso: Dos años manchados de sangre
Guillermo Lasso Mendoza se convirtió en presidente del Ecuador hace dos años. Su lucha por llegar al Gobierno duró años y para sentarse en Carondelet le prometió al país, entre otras cosas: seguridad y empleo para su segundo año de gestión.
Lo primero, la seguridad, no solo es una deuda. Es un luto. Las cifras de criminalidad en el país no solo no bajaron, sino que aumentaron de manera escandalosa. Solo en los dos últimos meses, hubo al menos siete masacres en Esmeraldas, Manta, Quevedo, Guayaquil, Posorja y Montañita. Estas ciudades, además, con los más altos niveles de violencia. Casi 50 personas asesinadas solo en estas matanzas.
El 2022 tuvo pico histórico de muertes violentas: 25 por cada cien mil habitantes. Un año antes, en 2021, la tasa oficial de homicidios fue casi la mitad: 13,7 muertes por cada cien mil habitantes.
“Tenemos que fortalecer a la Fuerza Pública ecuatoriana, Fuerzas Armadas y Policía Nacional. Estoy, personalmente, metido en este tema. En las cárceles, tecnología, servicios de Inteligencia. Parece que de manera deliberada se debilitó institucionalmente a las FF.AA. y el Sistema de Inteligencia. Ahora viene la agresión de bandas de crimen organizado, sorprenden y tenemos que reaccionar”, dijo el 17 de mayo de 2022, exactamente hace un año, a un medio de comunicación.
Vamos por partes: “fortalecer a la Fuerza Pública”. Esto, lejos de que se cumpliera, empeoró. La Policía Nacional vive una de su peor crisis institucional. El 21 de mayo de 2023, solo hace tres días, un cadete quedó con prisión preventiva, acusado del delito de abuso sexual a ocho estudiantes dentro de la Escuela Superior de la Policía en Quito.
En el mismo lugar, solo ocho meses antes, ocurrió el asesinato de la abogada María Belén Bernal. El sospechoso de este hecho, y quien está procesado por el delito de femicidio, es su esposo, el oficial de Policía Germán Cáceres.
Vivimos aterrorizados. Ya no solo con los asesinatos que ocurren frente a nuestros ojos a diario y en cualquier lugar, porque en Ecuador ya no hay lugar seguro, sino que ahora somos espectadores de las más macabras escenas: decapitados, desmembrados, cadáveres colgando de puentes, gente entrando a restaurantes a acribillar. El presidente atribuye todo esto a la lucha contra el narcotráfico, pero la realidad es que hay miles de madres perdiendo a sus hijos o viceversa. Hace días nos desgarró el corazón el niño que le suplicaba a su madre que resistiera, tras la balacera en el velorio de su propio padre, también asesinado.
Escuchábamos el Informe a la Nación del presidente Guillermo Lasso por sus dos años de gestión y, asumiendo que todo lo que detalló es real -entrega de casas a gente que las necesita, una óptima gestión contra la desnutrición infantil, apoyo a deportistas, baja en el déficit fiscal, un Ecuador en vías de desarrollo etc-, todo esto se ve mermado por la violencia criminal que nos arropa y no nos deja tener una vida normal y digna.
Los comerciantes no pueden trabajar por temor a las ‘vacunas’. La migración está dejando a familias enteras desarmadas. Desde hace algún tiempo, por miedo a que nos mate, vivimos encerrados, sin poder planificar vacaciones o simplemente salir a pasear con la familia a algún parque.
Se aplaude todo lo positivo que se ha hecho por el país, pero, bajo esta sombra terrorífica de la inseguridad, ¿de qué sirve si no podemos hacer ni lo más básico por miedo a que nos maten?
El equipo de La Contra.