julio 3, 2024
Gelitza RoblesOpiniónPortada

Una niña no imagina a su Barbie muerta en manos de su Ken

Transitar por todo lo que significa Barbie para una mujer podría parecerse a una montaña rusa. Era el juguete de la infancia de muchas: de las que podían coleccionar las originales, de las que solo podían soñarlas y de las que tenían solo las ‘falsetas’ a las que se les iba el cabello con solo respirar.

Yo nunca tuve una Barbie original, pero claro que cuando tenía una en la mano, la transformaba en todo lo que yo soñaba ser ‘cuando grande’: bombero, médico, profesora, escritora. Esta última era la más recurrente. Nos inventábamos historias de todo tipo. Historias que siempre terminaban en finales felices.

Luego, por supuesto, también me llegó la época de cuestionarme el que me gustara este juguete que representaba el cliché, la cosificación, la belleza hegemónica, los estándares de vida y el deber ser de una mujer. Y, finalmente, transito por el camino de la reivindicación.

En estos días, con el furor de los pósters y publicaciones para promocionar la película dirigida por Greta Gerwig, resaltó la frase: “She’s everything. He’s just Ken”. Por supuesto que fue manoseada de inmediato en redes sociales. Estuvieron las del team Shakira y Miley Cyrus, que la usaron para vilipendiar a los hombres  representados en Piqué y Liam Hemsworth y todo lo que esto representa en la nueva ola de la reivindicación de las mujeres que no lloran y que facturan para comprarse flores.

Y también estuvimos los que, aterrizándolo en una conversación más introspectiva que la joda en Twitter, recorrimos ese camino por el simbolismo Barbie. A pesar de todas las cancelaciones que tuvo la muñeca de Mattel durante años por lo que ya expuse antes, “ella es todo”. Y ese todo también abarca otras realidades que atravesamos las mujeres en un mundo que sigue siendo, en muchos casos más profundos que otros, injusto para nosotras.

Ahora no nos alcanzaría la vida para nombrar a los tipos de Barbies que hay: doctora, enfermera, secretaria, transgénero, blanca, pelinegra, rubia, veterinaria, azafata, periodista, científica… Pero, antes de eso, antes de que hubiese muñecas de todo tipo, color y tamaño, aquella original: rubia, de pelo liso y ojos azules, aunque se veía diferente a muchas niñas, se transformaba “en todo”, en las manos de cada una. Nos ponía a soñar.

Desde su creación, en 1959, la evolución de la Barbie también ha recorrido un camino atropellado y maravilloso. Pasó de ser la figura criticada por promover una idea poco realista de la imagen corporal de las mujeres a lanzar versiones que promueven diferentes causas.  En junio de 2022, la empresa lanzó la primera Barbie transgénero, que representa a la actriz y defensora de la comunidad LGBTIQ+ Laverne Cox.

Pero también está Ken, a quien todos recordamos como Ken. Pare de contar. Como pasa en la vida misma, toda la atención iba para Barbie. Cuando jugaban ustedes a la Barbie, ¿no les pasaba que toda la atención, cambios, requerimientos, exigencias y demás estaban centradas en ellas? Ken solo estaba.

Es lo que nos pasa a muchas. A las mujeres se les exige más, nos esforzamos más. Ecuador es una muestra de que, solo por ser mujer, debes exigirte más por las brechas de género. Según la entidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer, también conocida como ONU Mujeres, los salarios de las mujeres en Ecuador son entre un 13 y un 26% menores que los de sus pares hombres. Las mujeres en el área rural trabajan en promedio 23 horas más cada semana que los hombres.

Y así, las cifras que demuestran lo que ‘cuesta’ ser mujer en este país del trópico son infinitas. La más horrenda es la de los femicidios.  Ecuador cerró 2022 con 332 femicidios, la cifra más alta desde 2014, cuando se tipificó el delito del asesinato a una mujer por razones de género. En lo que va de 2023, ya hubo 56 asesinatos de mujeres por razón de su género.

“She’s everything. He’s just Ken” me trajo hasta aquí para recordarme sentada, junto a mis hermanas, creando historias de lo que queríamos ser y representarlas en nuestras muñecas. Me imagino a aquellas niñas que escribieron un guion para sus Barbies con lo que querían o no querían ser en la vida. Quizá muchas lo cumplieron o lo están por cumplir. Quizá a otras les cueste un poquito más, pero de lo que estoy segura es que una niña no imagina a su Barbie agredida o muerta en manos de su Ken.

Por: Gelitza Robles – @gelitzarobles

 

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