julio 3, 2024
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Navidad de luto: niños asesinados en Ecuador

Jesús tenía 12. Mila, solo tres meses de nacida. Ambos debieron celebrar con sus familias la Navidad de este 2022. La ola criminal que ha aterrorizado el país, sobre todo este año que termina, les cerró los ojos para siempre. Ambos menores de edad fallecieron, el 24 y 25 de diciembre, a causa de balaceras. Ambos niños se suman a la lista de casi 260 menores de edad asesinados en este 2022, según datos escalofriantes de la Policía.

Cada que alguien se atreve a calcular estadísticas policiales en este país, el horror recorre la piel como, seguramente, las lágrimas de los padres de esas criaturas les recorrieron el rostro en una Navidad negra.

Mila era una bebita, de 3 meses, a quien una bala perdida en Pascuales, de Guayaquil, le perforó los intestinos el 16 de noviembre de 2022. Durante 40 días estuvo internada y sobrevivió a cinco operaciones que buscaban reconstruir su cuerpecito. Finalmente, una neumonía la durmió para siempre el 25 de diciembre. Pasé en un hospital el 25 de diciembre y es algo que te deja sin palabras, que te marca y te desmoraliza.

Ese día, yo también jugaba con mi sobrina Alana, que tiene apenas siete meses más que Mila. Mientras ella recorría en la casa en su andador, yo leía la historia de la bebé muerta. La empatía puede resultar una daga en el pecho. No puedo imaginar lo que es para una familia que su bebé se vaya de esa manera tan injusta y dolorosa. Ellos no verán a Mila correr en andador, pensé, por culpa de la inoperancia de quienes deben procurar la seguridad del país.

Es difícil leer estas noticias sin pensar en, ¿por qué si en este país las autoridades saben que asesinan a alguien cada dos horas, no hacen nada? O lo que hacen, definitivamente no da resultados. Uno no debería leer que una bebé muere por una balacera un 25 de diciembre. Uno no debería leer, simplemente, que algo así pase cualquier día del año.

Jesús, en cambio, estaba comprando dulces con su primo la noche del 24 cuando fue alcanzado por las balas. Era de Sucre, un cantón de Manabí y, como todo niño en Nochebuena, correteaba por su barrio, ilusionado por una época que está hecha para ellos, para los niños. Los pequeños estaban cerca de su casa, cuando dos sujetos a bordo de dos motocicletas comenzaron a disparar.

Esa noche, los parientes de Jesús, que debieron llenarlo de besos, abrazos y regalos, lo estaban trasladando al centro forense de Manta. Es imposible para quienes tenemos sobrinos o hijos no sentir horror, frustración e indignación. Esto pasa en Guayaquil, que es de las ciudades más peligrosas del Ecuador, pero también está pasando en Sucre, un cantón pequeño y ‘tranquilo’ en Manabí. Ya no hay lugar seguro.

El director nacional de la Dirección de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased), Freddy Sarzosa, dijo que gran parte de los hechos violentos son cometidos por individuos inexpertos en el uso de armas de fuego. Y esto, deriva en la muerte de personas inocentes. Inocentes como Mila y Jesús.

Y aunque hay asesinatos de niños que se dan por una terrible casualidad, hay otros menores de edad que son objetivos de los antisociales. Uno de ellos era el adolescente, de 16 años, que estaba internado la noche del 27 de noviembre en el hospital Napoleón Dávila de Chone, también en Manabí.

Los antisociales que llegaron ese día, para matarlo, tomaron como rehenes al personal médico y pacientes, una vez se vieron descubiertos. Hicieron que un cantón, que una provincia y que un país temblara de miedo.

El menor de edad, a quien conocen como ‘Cara sucia’, ingresó al hospital por una herida bala. Este menor de edad, según información de la Policía, habría asesinado a 15 personas, entre ellas a un familiar de uno de los líderes de los Choneros y por eso, lo estaban buscando. El dato de que un quinceañero ya hubiese atacado a tantas personas como su número de años es abrumador, desesperanzador y hasta inhumano.

Escogen menores de edad

Según expertos en seguridad, las bandas criminales reclutarían a menores de edad porque las penas que recaen sobre estos cuando cometen crímenes, son menores. Algo de esto me contaron los vecinos de Socio Vivienda 2, una de las zonas más peligrosas de Guayaquil, cuando hice un reportaje sobre cómo es vivir en este lugar.  ¿Cómo es vivir allí? Para padres de niños y adolescentes es, básicamente, limitarles las salidas por temor a que sus hijos sean reclutados en bandas delictivas. Les limitan fiestas, reuniones con amigos, salidas al parque, a las canchas a hacer deportes. Los menores de edad son prisioneros en sus propios casas en un país donde no hay una vida digna.

La criminalidad en Ecuador ha llegado a niveles nunca antes vistos. Criminales controlan cárceles, controlan las calles y  los barrios y, ahora, controlan hasta los pocos días felices que pueden tener los ecuatorianos. Nadie está exento de llorar, sin importar la fecha, a las víctimas de la desatención, de la falta de gobernabilidad y de la indolencia.

Por: Gelitza Robles

@gelitzarobles

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