noviembre 22, 2024
Opinión

Bad Bunny y la agresión a una mujer

Todo acto, bueno o malo, comunica. Había tratado de alejarme de todo lo que tuviera que ver con Bad Bunny desde que tuve una pequeña noción de lo que comunica. Desde que lo vi vestirse como mujer y cantar en femenino “Yo perreo sola” hasta llamar “bebesota” a una mujer adulta. Infantilizar a las mujeres es un práctica que les quita poder, porque en nuestros entornos, el lenguaje discrimina, como escribe Catalina Ruiz-Navarro.

En fin, sentí que necesitaba escribir sobre él cuando lo vi agrediendo a una mujer. Pero no era una mujer cualquiera, era una de sus fanáticas. Una de esas fanáticas que pagan por sus conciertos o consumen lo que sea que él haga.

El artista arrojó el celular de una fanática, que lo estaba siguiendo para sacarse una selfie, al mar. Esto sucedió mientras él caminaba por una calle en República Dominicana. Y sí, probablemente él hubiese descargado su enojo con cualquiera, independientemente del género, que se le hubiese acercado a pedirle una foto en ese momento, pero fue contra una mujer. Y, teniendo en cuenta el país en el que ocurrió la agresión, esto no se convierte en un hecho menor.

Luego de la agresión y atentar contra la propiedad privada de su fanática, no se le ocurrió una mejor idea que poner este tuit, en lugar de disculparse: «La persona que se acerque a mí a saludarme, a decirme algo, o solo conocerme, siempre recibirá mi atención y respeto. Los que vengan a ponerme un c…. teléfono en la cara lo consideraré como lo que es, una falta de respeto y así mismo lo trataré yo. #SINCOJONESMETIENE».

Un gran psicólogo como Rodolfo Rodríguez, quien me aclaró antes de empezar su análisis a este comportamiento, que nada justifica la violencia y la agresión, me dijo que Benito Martínez, como cualquier otro ser humano, se enojos, tiene frustraciones y, salidas de lugar como lo ocurrido. Es verdad, a veces se nos olvida que los artistas son seres humanos.

Pero también si justificamos el odio que sale del cuerpo de ese mal conejo, ¿también deberíamos justificar el amor de un fan hacia su ídolo? El amor, ese que nos hace interrumpir a mamá en una clase, ese que nos hace enviarles destinos a nuestros novios al trabajo, que nos hace acercarnos a nuestro artista favorito para pedirle una foto… Creo que en Latinoamérica históricamente se nos ha hecho más fácil justificar el odio que el amor.

Pero antes de contarles lo que Rodolfo analizó sobre este caso, veamos por qué el que Bad Bunny agreda a una mujer en República Dominicana no es un hecho menor: Esta agresión me hizo recodar a un artículo que leí en la sección de noticias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sobre que República Dominicana, junto con Honduras, El Salvador, Bolivia y Brasil, están entre los países más inseguros para las mujeres en América Latina.

Las mayores tasas de femicidios en América Latina se registraron en Honduras (4,6 casos por cada 100.000 mujeres), la República Dominicana (2,7 casos), El Salvador (2,4 casos), Bolivia (1,8 casos) y Brasil (1,7 casos), según cuenta el documento. En 10 países de América Latina -de 18 analizados- las tasas de femicidio se mantuvieron iguales o superiores a 1 caso por cada 100.000 mujeres entre 2019 y 2021: Argentina, Bolivia, Brasil, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Paraguay, República Dominicana y Uruguay.

Por eso, lo que Bad Bunny hizo no es algo que debería limitarse a ser juzgado como ‘si tuvo o no razón para agredir a una fanática’. Él es uno de los artistas más reconocidos de los últimos tiempos. Lo que él hace, se reproduce por sus fans, casi como en secta. Él ha instaurado en sus fanáticos, desde la forma de hablar, hasta la forma de vestirse. Ha instaurado una serie de códigos que son seguidos a raja tabla. No es sorpresa que, desde lo que pasó, se hicieran incontable cantidad de memes que tomaran a burla la agresión.

Un mal ejemplo

Rodolfo me recordó algo interesante y es que Bad Bunny anunció en 2022 su aspiración de retirarse por un tiempo, entre otras cosas, para darse un tiempo para él. Es un dato pertinente que yo no lo sabía. “Que una fan o una persona se acerque y lo grabe sin su consentimiento, pudo haber exacerbado un cuadro de intimidad”, me explicó. Y es válido su enojo.

El problema es cuando los enojos se transforman en agresión. Si para una persona ‘regular’ ya es un problema que los enojos se conviertan en agresión –que en Ecuador las agresiones en sus diferentes niveles son delitos- si el agresor es alguien que es tan conocido y dador de ejemplo para miles de seguidores, el problema se intensifica.

“El contexto donde se realizan los hechos también centra un precedente. Latinoamérica de por sí tiene tintes violentos y machistas contra las mujeres y también ahí hay una situación que se tiene que revisar”, me conversaba Rodolfo en WhasApp.

Esta es, seguramente, la típica noticia que va a ser abordada en los medios de comunicación como un espacio más en los contenidos de espectáculos. Pero es importante medirlo desde otros filtros, sobre todo, para que notemos que no es como él dice: que solo respondía a “una falta de respeto”, sino que notemos que es un acto agresivo que no debería replicarse, aunque lo haga una ‘estrella’.

 

Por Gelitza Robles – @gelitzarobles

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