Muñecos de cartón, zapatos rojos, borregos: campañas que se han difundido sobre el dolor
Daniel Noboa lo consiguió: tiene su cara viralizada en redes sociales. Como máster en Nuevas Tendencias, debo reconocer que la campaña del ‘Noboa de cartón’, en términos de marketing digital, es exitosa. Tiene a la gente, que le gusta crear contenido gracioso en redes sociales, creando contenido para él y ¡gratis!
Como periodista, debo hacer otros apuntes. La campaña de Noboa tuvo un timing ‘perfecto’ (cuestionable, pero perfecto): se ejecutó mientras su rival electoral, Luisa González centraba sus esfuerzos en blindarse contra un framing brutal, horrendo, oscuro, sin certezas y nacido en base a conjeturas de que su movimiento está ligado a un magnicidio. Fuente de esto: la de los deseos. La de los deseos tácitos de Christian Zurita, que fue quien difundió, insisto, con fuente Comic Sans, que el correísmo tendría que ver con el asesinato de Fernando Villavicencio. Algo que ni siquiera la Fiscalía, con todas las falencias de la institución, aseguró y que, a pesar las declaraciones de Zurita aún no aseguran. De hecho, han cometido tantos errores comunicacionales y legales en el manejo de las declaraciones del «testigo» en este caso, que ellos mismos se vuelven sospechosos.
Mientras Daniel Noboa despertaba la creatividad de los ecuatorianos, Luisa González dejaba toda estrategia comunicacional de lado para tratar de quitarse de encima una acusación salida de un sinnúmero de irregularidades que, básicamente, debe pasar por un proceso judicial. Injusto, sí. ¿Culpa de Daniel Noboa? No.
La campaña de los ‘Noboa de cartón’ pasa en un contexto horrendo: asesinan a siete implicados en el crimen de Fernando Villavicencio. Podría tildársela de ‘indolente’, pero estamos en Ecuador y bajo esa premisa, básicamente no se podría hacer humor o difundir contenido ligado a este porque gracias a la falta de gestión del Gobierno de Guillermo Lasso, tenemos crímenes y/o masacres casi todos los días. Ir por ahí es hilar fino. Ir por ahí también podría llevarnos a la también exitosa campaña de los borregos, de la Revolución Ciudadana, que ocurrió al mismo tiempo que el país lloraba múltiples masacres en julio de 2023.
El problema no son las campañas, el problema es la memoria, la ética, saber cuándo avanzar y cuándo desistir. Y también cuándo recordar.
Y hablando de recordar: otra campaña exitosa, en términos de marketing digital, fue la de los zapatos rojos, de Guillermo Lasso. Esta campaña que nació, más que de una estrategia, de una oportunidad, viralizó a miles de personas usando zapatos rojos. Sí, puede catalogarse como exitosa porque, finalmente, Guillermo Lasso ganó las elecciones.
Y así está el país: a punto de cerrar el año con más de 7.000 muertes violentas, según la previsión del Observatorio del Crimen Organizado, de la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF), en base a la tendencia del primer semestre del 2023. Esto pondría al país entre los tres países más violentos de América.
El escenario es claro: a los marketeros de campaña les interesa implantar un mensaje, por facilón y banal que sea, cobrar su factura e irse a dar charlas y entrevistas en que se celebran a ellos mismos lo brillantes que creen ser. Así los zapatos rojos terminen a los pocos días teñidos de la sangre de los electores que engañaron, así los cartones terminen sirviendo de colchones para los desatendidos de los gobiernos que ayudan a poner ahí, así los borregos terminen silenciando sus voces y usando las de su pastor. Las líneas pegajosas las ponen ellos, las tragedias, como siempre, las llora el pueblo.
Por Gelitza Robles – @gelitzarobles