julio 27, 2024
OpiniónPortadaSebastián Vera

Informe a la Nación 2024 o la curiosa muerte de la verdad por el ego

A Daniel Noboa la verdad lo ronda como un perro vagabundo que renguea por las brutales patadas de sus zapatitos Tonka, mascullando un sándwich encontrado en el suelo junto a un muñeco de cartón que será reciclado y el que, eventualmente, todos los ecuatorianos utilizarán a manera de papel higiénico.

La memecracia ecuatoriana se consolidó el 24 de mayo de 2024, con un Informe a la Nación que se acercó más a un reel de TikTok que a un discurso presidencial. Durante casi 8 años nos acostumbramos a discursos paupérrimos, mediocres e intrascendentes que rayan en diatribas perogrulladas –también utilizada por Noboa debido a la nula crítica constructiva a la coyuntura nacional sino a las reminiscencias del pasado verdoso– que no hacen más que incrementar el factor excusa y disminuir el nivel real de trabajo gubernamental.

Al presidente (aún no se gana la P en mayúscula), en su ensueño digital de respaldo tiktokero e instagramero se le olvida que, en el mundo real, el de los sueños rotos por promesas fallidas, en el que los gritos rasguñan muros, en el que necesitamos desesperadamente de los otros para mantenernos en pie, sus mentiras consumadas pueden, y sirven, para viralizarse en redes sociales de las formas más variadas posibles.

Pero quienes sufrimos las consecuencias de sus reflexiones megalomaniácas, oráculo de vaticinios oscuros para todos quienes habitamos en Ecuador, meditamos en el vacío de su presencia y sus resultados: calamidades públicos y estados de excepción. Sus 18 minutos de show, entre aplausos pre-condicionados y falsa emoción, me generaron una pregunta importantísima, vital, simple: ¿qué lee, escucha y ve Noboa para ser el mandatario que es?

¿Cuáles son los libros, las películas, los podcasts, los álbumes, las canciones, los perfiles, las publicaciones, las noticias, los videos/reels, los medios, las playlists, las redes sociales, que componen y recrean el pensamiento y el accionar de Noboa? Por mi parte, me permitiré darle solo unas pequeñísimas sugerencias que pueda tomar en cuenta para sacar su mente del espacio líquido de su política virtual hacia algo un poco más cercano con nuestra realidad:

Música:

  • Tzantza Matanza: cualquiera canción lo podrá acercar a una realidad más allá de Olón y la hacienda.

Libro:

  • “Poso Wells” de Gabriela Alemán: tomo la pregunta de su contraportada, ¿hay alguien capaz de luchar contra esa confabulación de las cloacas y las altas esferas de la política?

Película:

  • “La Muerte de Jaime Roldós” de Lisandra I. Rivera y Manolo Sarmiento: una de las señales del subdesarrollo es la incapacidad de relacionar una cosa con la otra.

Noboa, pregúntese: ¿Qué carajo lo hace ser lo que es? ¿Qué puede cambiar? ¿Qué es lo que realmente representa para Ecuador más allá de un muñeco de cartón?

 

Por Sebastián Vera

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